Uno de los elementos más importantes de nuestro carro es el aceite, pues entra por todas las piezas del motor lubricándolo y refrigerándolo para evitar que se produzca desgaste, lo preserva de futuras averías y garantiza su buen funcionamiento.
Además de lubricar y minimizar la fricción, el aceite facilita el arranque en frío, arrastra al cárter partículas de carbón, hollín y otros residuos de la combustión para mantener limpio el motor y ayuda a prevenir la corrosión y formación de sedimentos aplicando una película química que aísla las piezas del motor para que no aparezcan hongos producidos por la humedad.
El trabajo del motor genera impurezas que se van acumulando, aunque el aceite del automóvil está creado para tolerar una cierta cantidad sin perder su calidad lubricante, debe cambiarse periódicamente porque se va ensuciando.
Cuándo Cambiar el Aceite
En principio lo más adecuado es seguir las recomendaciones del fabricante de nuestro vehículo, sin embargo factores como realizar muchos desplazamientos cortos en el día hacen que el aceite trabaje más que haciendo un solo viaje largo por carretera, por eso es mejor vigilar el nivel y el estado del lubricante semanalmente.
Otro factor que afecta el desempeño del aceite es la climatología, pues las temperaturas muy bajas o muy altas hacen que tenga una vida más corta y se debe cambiar con mayor frecuencia.
Cuando no usamos demasiado el carro y no llegamos a cumplir con esos kilómetros marcados por el fabricante, de todas formas debemos cambiarlo al menos una vez al año, porque el aceite se va deteriorando por los arranques en frío.
Consecuencias de no cambiar el aceite de tu carro
Si decidimos o simplemente nos olvidamos del cambio de aceite, las consecuencias para nuestro vehículo pueden llegar a ser muy graves, incluso hasta llegar a vararnos de motor.
Un lubricante en malas condiciones hace que las partes metálicas del motor se desgasten mucho más rápido de lo normal, reduciendo considerablemente su vida útil y obligándonos a pagar costosas reparaciones.
Como el aceite se va llenando de impurezas, toda esa suciedad se termina acumulando hasta el punto de obstruir el filtro, podrán partirse las piezas que necesitan el lubricante para disminuir su rozamiento e incluso arquearse las levas.
Como el aceite también cumple con una función refrigerante, cuando no lo cambiamos puede haber un aumento de la temperatura que también terminará dañando el motor.
Elegir el aceite adecuado
Para saber a qué viscosidad trabaja mejor nuestro carro, debemos fijarnos en el libro de mantenimiento y elegir el lubricante de acuerdo con las cifras que nos marca el fabricante y no guiarnos por una marca determinada.
Cambiar el aceite es una de las tareas más fáciles y económicas de realizar, en cambio las consecuencias de no realizarlo pueden acarrearnos algunas de las reparaciones más costosas que se nos podrían presentar e incluso podemos llegar a quedarnos sin motor.
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